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Niños y adultos, por José Emilio Pacheco

  Niños y adultos A los diez años creía que la tierra era de los adultos. Podían hacer el amor, fumar, beber a su antojo, ir adonde quisieran. Sobre todo, aplastarnos con su poder indomable. Ahora sé por larga experiencia el lugar común: en realidad no hay adultos, sólo niños envejecidos. Quieren lo que no tienen: el juguete del otro. Sienten miedo de todo. Obedecen siempre a alguien. No disponen de su existencia. Lloran por cualquier cosa. Pero no son valientes como lo fueron a los diez años: lo hacen de noche y en silencio y a solas.   Por José Emilio Pacheco ( Ciudad de México, 30 de junio de 1939 - Ciudad de México, 26 de enero de 2014). Poeta, narrador, ensayista y traductor, ha sido uno de los escritores más importantes de la literatura mexicana del siglo XX.

Llorar a lágrima viva, Oliverio Girondo

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  Llorar a lágrima viva… Llorar a lágrima viva Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto. Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando. Llorar como un cacuy, como un cocodrilo… si es verdad que los cacuyes y los cocodrilos no dejan nunca de llorar. Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca. Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!           Oliverio Girondo Poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1891, en el seno de una familia adinerada que le procuró una  esmerada educación en importantes c